Ecología social. En un contexto donde el debate sobre cuestiones medioambientales ocupa titulares, y discursos grandilocuentes de los (i)rresponsables políticos, urge tomar tierra . Y tomar tierra no es más que profundizar en el concepto de “ecología social”. Anclar las necesidades y anhelos de la gente en el territorio. Hacer que las propuestas, los proyectos y las iniciativas para un desarrollo social vayan más allá de las proclamas medioambientalistas, “verdes” y de sostenibilidad, definidas en términos de progreso capitalista. Hay una gran tradición en el debate ecologista radical que cuestiona las políticas cosméticas que dejan de lado el bienestar de los pueblos –el mejor el de Ramón Fernández Durán, que con su La explosión del desorden (1997) anticipó con clarividencia el tipo de suelo que ahora pisamos y por qué nos seguimos tropezando-. La alternativa pasa por entender el medioambiente como el contexto necesario en la acción humana, causa y consecuencia de nuestra ex
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